El museo salmantino organiza el miércoles a las 20:00 horas una charla y una proyección de fotografías, con acceso libre.
"Cuando comenzamos éramos los raros, los que veíamos o leíamos comics". Así recuerda Raúl Sinovas, uno de los copropietarios de la librería Shogun junto a Soledad Gómez, cómo fueron los primeros pasos del negocio. Shogun, la única de la ciudad especializada en comics, libros, juegos de mesa, mercadotecnia y cultura pop en general, apura sus últimos dias antes de bajar la trapa para siempre. Después de 17 años de andadura, llega el momento de despedirse.
En principio iban a cerrar el 25 de noviembre, "pero seguramente lo alargaremos hasta finales de mes, hasta el 30, por cerrar el mes, por liquidar un poco más. El 25 era la fecha estimada, pero casi seguro lo alargaremos hasta el 30".
Adoptar la decisión "ha sido complicado. Nosotros empezamos con mucha ilusión, pero nos hemos comido dos crisis, en 2008 y 2010. Como todas las empresas, nos endeudamos para salir adelante porque creíamos en el proyecto... Nos metimos en el fregado, pero los costes, el covid... antes de endeudarte y dejar problemas, preferimos irnos limpios y con un buen poso con proveedores y clientes y evitar el tema de sufrir otra crisis. No es lo mismo meterte con 20 años que con 45".
Después de tanto tiempo "queda cariño y muchas experiencias. Desde que anunciamos el cierre no es que lloremos a diario, pero casi, porque siempre viene algún cliente o amigo, que a lo mejor vive fuera y viene dos veces al año, te abraza, te anima...". Antes, eso sí, todos pasan por la fase de "sorpresa e incredulidad, a la vez", porque no conciben que 'su' tienda vaya a cerrar. "Cuando se lo explicas te dan ánimos, abrazos, te desean suerte... nos han arropado mucho. Nos están mimando mucho".
Y es que 17 años dan para mucho, y más en un negocio tan particular, en el que los clientes acaban siendo amigos y recomendando comics y libros incluso a los dueños. "Cuando empezamos éramos los raros", rememora Sinovas, "y gracias a las películas se hizo 'mainstream'. También nos queda haber acompañado a la gente en sus primeras lecturas, compartir cientos de sesiones de firmas, exposiciones... queda ese bagaje y ese cariño de la gente. Dentro de lo duro que es te sientes menos solo". Shogun comenzó como una librería pero en cierto sentido ha sido casi un 'club social' de gente que se enfrascaba en "tertulias de tienda" y tenía aficiones similares "y eso es lo bueno de las aficiones, que se comparten con otras personas".
En sus estanterías había (hay aún) desde sagas de Marvel y DC a novelas de 'The Witcher', pasando por juegos de mesa de Harry Potter, tazas de desayuno de Los Goonies o muñecos funko de 'Star Wars'. Un oasis de cultura pop en Salamanca en el que un 'padawan' puede desorientarse. ¿Por dónde empezar? Una gran pregunta para la que también hay respuesta. "Es un mercado complicado, muy especializado, que exige saber, leer y estar dentro del mundillo. Es fácil vender 'Ironman' cuando ha recaudado 1.000 millones de dólares, pero saber qué historia es para cada persona, recomendar algo que guste... es algo que hemos intentado, que el cliente se vaya con algo que le guste, que quiera y que nosotros creamos que es para él".
Y así, con una recomendación bajo el brazo, es como miles de personas acabaron aficionándose a los comic o los manga (comic japonés). ¿A cuántos han 'enganchado' a lo largo de 17 años? "Queremos pensar que a cientos. Tenemos clientes que no venían y al final eran habituales todas las semanas, otros que empezaron de niños y ahora están en la universidad, jubilados..."
Raúl Sinovas recuerda algunos casos concretos. Por ejemplo, el padre de un cliente "que no leía nada. El hijo se empeñó en que leyera algo y le buscamos algo unas navidades, preguntando gustos... y encontramos 'Blacksad'. Volvió a los 15 días diciendo que le había encantado". O un jubilado de 84 años, "un cliente muy especial", ya fallecido, "que venía todos los días después de comprar el pan y el periódico, a ver qué había salido. Compraba cómic europeo y un día se puso a hablar con un chaval de 14 años sobre manga. Es de lo mejor que tenemos: no tanto a cuánta gente has aficionado, sino cuántas generaciones, estilos, aficiones... se juntaban y conversaban con algo que disfrutaban. Es muy agradable, compartir algo así con los clientes".
El 30 de noviembre van a aflorar muchos recuerdos. El copropietario de Shogun admite que "será un día complicado. Brindaremos por los clientes y amigos".
A falta de unos días para la despedida "intentas no pensarlo, porque se hace un nudo en el estómago, pero brindaremos por haber estado, por haber hecho amigos... al final es una afición que no dejas. Aunque has cerrado una etapa piensas en seguir de alguna manera, no a nivel comercial, pero vinculado a la ciudad porque lo llevas en el ADN". De reabrir Shogun en el futuro por ahora nada: "de momento necesitamos descansar un poco y ver a la familia. Pasaremos las primeras navidades en familia, porque cuando tienes un negocio vas a cenar y poco más. Serán realmente en familia y hay que disfrutar de ellas".
El día de cierre "será el de los lloros, pero hay que despedirse sobre todo con un gracias. Algo montaremos para decir adiós y sacar una sonrisa".
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