Porque ello tiene dos consecuencias: por un lado que el niño aborrezca cada vez más el aprendizaje, y por otro que se creen en mucho casos, disputas familiares a costa de los deberes.
Considero que el “imponer “ una tarea igual a niños desiguales, es una injusticia, pues lo que para uno de ellos puede suponer cinco minutos de trabajo, para otro será media hora.
Creo muy válida la “regla de los diez minutos”, es decir que los niños puedan hacer diez minutos de deberes por curso escolar: así los niños de Primero de Primaria tendrían diez minutos de tarea, los de segundo, veinte y hasta llegar a una hora de trabajo en sexto.
Y dentro de estos diez minutos, debería estar incluido el tiempo de lectura. Esto sería más que suficiente
De las cinco horas de la jornada del niño, mínimo tres de ellas las habrá empleado leyendo por lo que si luego en casa tiene que estar otras dos horas entre libros, a pocos les va a apetecer coger un libro como manera de asueto (luego nos quejamos de que en España no se lee).
Entonces ¿Por qué ponemos deberes los maestros? Pues porque seguimos teniendo una chapuza de leyes educativas, que están pensadas para desaprender y desmotivar. Tenemos unos currículos superrecargados, se ha dividido una asignatura de Conocimiento del Medio en dos asignaturas, Sociales y Naturales, con más materia sin aumentar el horario.
Estudiamos muchas cosas inútiles, e inadecuadas a su edad, ¿para que le sirve a un niño la definición de hiato, o de materia, o de determinante?
El aprendizaje se debe guiar por dos tipos de lógicas: Lógica psicológica y lógica epistemológica. Es decir lo que es adecuado a la edad psicológica del niño y lo que tiene sentido dentro de la materia ( por ejemplo explicar primero la suma y luego la multiplicación). Y las leyes no tiene ninguna lógica. Y sobre todo, la lógica de los maestros.
El tener programas y currículos tan saturados, provocan una presión sobre los docentes, que se esfuerzan por terminar los libros, muchas veces con la “excusa” de que deben acabar los libros, para que no se quejen los padres. Y esta presión que sienten, se la pasan a los niños, en forma de deberes, dado que en clase no da tiempo a hacer todo el libro.
Hoy en día, los libros del mercado, son inhumamos e imposibles de abordar en un curso escolar, tenemos materiales didácticos que para una única asignatura tienen hasta ¡cuatro libros por año!, una locura.
Además, como decía un buen maestro jubilado, “nos bajamos mucho de la bici”: celebramos el día de la mujer, el día del libro, el día del niño, el día del abuelo, el día de la Constitución, el día del perro… Y muchas de estas interrupciones carecen de sentido educativo (son más marketing educativo, o utilización de los niños como monigotes para fotos políticas).
Por lo tanto necesitaríamos, más que una reforma, una revolución tanto de limpieza de contenidos y si me apuran de materias, simplificando mucho. Y por supuesto una revolución metodológica.
Como un paso previo a la limpieza de contenidos, los maestros, deberíamos tener la suficiente confianza para interpretar los libros de texto. Y tener mucho cuidado en la elección de los materiales y no abusar de la compra de cuadernillos que después nos agobia el realizar.
Preparando a los docentes, dotándoles de tecnología innovadora, ( En la mayoría de los colegios siguen sin funcionar los ordenadores correctamente, mientras nuestros políticos sacan pecho de aulas con tablets. ( ja!!)
A pesar de haber sufrido más de diez leyes educativas, confío, en un verdadero acuerdo por la educación, y que alguien nos pregunte a los maestros, por favor.
Por otro lado, a los padres les haría dos apuntes, los padres que reclaman la ausencia de deberes, ¿qué horario de actividades extraescolares tiene para sus hijos? ¿ Y los deberes de la academia de inglés, tampoco los van a hacer? Y de verdad todos son padres IKEA, que hablan con sus hijos en las cenas, y juegan con sus hijos. O muchos de ellos ¿ni cenan con sus hijos, a pesar de estar en casa?
Y finalmente, ¿saben el daño que hacen a sus hijos al desautorizar a los maestros delante de ellos? Si el pediatra le receta tres dosis de medicina ¿tampoco se las van a tomar? Cuando un maestro haga una propuesta, sus hijos no le harán caso, y tampoco cuando alguien les intente hacer valer su autoridad. No necesitamos niños más anárquicos.
¿Cuántos padres que apoyan esta “huelga de deberes” se lo han planteado a los docentes en las reuniones de padres? ¿Cuántos van a las reuniones de padres? ¿Cuántos se lo han planteado en los Consejos Escolares’ ¿Cuántos pertenecen o se presentan al Consejo Escolar?
Los padres no deberíamos ser tan hipócritas, pues no es este un buen modelo para nuestros hijos.
Los padres debemos confiar en la profesionalidad de los maestros, y de que las decisiones que toman no son caprichosas sino meditadas. Y no olviden: “no muerdas la mano que te alimenta”: si desautorizamos a los maestros, va a ser muy difícil que su hijo crea lo que este le intente enseñar.
El objetivo de los maestros, es el mismo que el de los padres, es decir ayudar en su formación, y cuando un niño fracasa, lo hace también el maestro. No somos empleados que ponemos sellos de estratificación social, somos educadores.
Ah! Respondo al título del post, los deberes sirven para crear hábitos de trabajo autónomo y reforzar lo aprendido en clase, y si los padres lo saben aprovechar, nos puede saber para conocer mejor a nuestros hijos, y lo que la escuela “les mete en sus cabezas”.