En las historias de espías a las que estamos acostumbrados sólo existen dos tipos de agentes: El agente sexy que sabe hacerlo todo, y todo bien, que salva al mundo una y otra vez, y el agente muerto. Pero, ¿qué pasa cuando un espía es torpe, o mete la pata hasta el fondo?
Cuando un agente del MI5 la fastidia (iba a decir otra palabra más escatológica, pero vosotros me entendéis), es enviado a la Slough House. Supongo que sabéis que los agentes del MI5 son los que se encargan de la inteligencia dentro del territorio británico, frente al MI6, que es la agencia para la que trabaja James Bond, y que se corresponde con la CIA americana.
La palabra Slough tiene un doble significado, por un lado se puede traducir como ciénaga y por otro como algo de lo que te libras cuando ya no te hace falta. Veis el juego de palabras, ¿verdad?
Slough House es el nombre de una saga de novelas del autor británico Mick Herron, en las que se basa una maravillosa serie que narra las aventuras y, sobre todo, desventuras de un grupo de agentes, que por diferentes motivos, han sido degradados y enviados al patio trasero de la agencia. El primero de los libros se llama Slow Horses, y con ese nombre se ha quedado la serie, que ya tiene confirmadas seis temporadas.
El jefe del singular grupo es Jackson Lamb, un deshecho humano, sucio, maleducado, alcohólico, experimentado e inteligente, que se las sabe todas, y da cien mil vueltas a sus jefes en las oficinas centrales, encabezados por Diana Taverner, a la que apodan Lady Di. Se me olvidaba, Lamb está interpretado por el síempre inigualable Gary Oldman, y Taverner por Kristin Scott Thomas.
El otro protagonista es River Cartwright, (Jack Lowden), un atractivo joven, al que se quitaron de en medio tendiéndole una trampa, y que es nieto de una auténtica leyenda del MI5. Hubiera sido un grandísimo agente. Es más, a pesar de todas las dificultades y trampas, ya lo es. Además cuenta con dos grandes maestros, su abuelo y Lamb, que, curiosamente, fueron compañeros de jóvenes. Lamb y River están acompañados de una curiosa nómina de agentes, dignos de un estudio individual profundo.
Es una serie británica, más lenta y gris que las vertiginosas producciones a las que nos tienen acostumbrados los americanos, pero es absolutamente imprescindible.
Y en cuanto al cortos del título de este post, el 21 de diciembre es, literamente, el día más corto del año. Aprovechando la coyuntura, la Coordinadora del Cortometraje Español, entre otras organizaciones europeas, ha creado la iniciativa cultural llamada El Día más Corto [ED + C] (el nombre era obvio).
Esta iniciativa está abierta de manera gratuita a todo aquel que quiera organizar una jornada de celebración del cortometraje en cualquier punto de la geografía española o en el extranjero: Bibliotecas, hospitales, colegios, empresas, bares, salas de cine, asociaciones, ayuntamientos, pueblos, barrios, incluso Movistar + se ha sumado. Cualquier persona física o jurídica puede participar, sólo tienen que registrarse en la web del evento.
¡Ya me contaréis!