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Misión sostenible

Por María Teresa Pérez Martín

Entrando en la Era de la Sostenibilidad


Me gusta pensar que el mundo está entrando en la Era de la Sostenibilidad, como dice Jeffrey Sachs, incluso hay fecha que marca el proceso, el 25 de septiembre de 2015; ese fue el día en el que, después de un maravilloso discurso inspirador del Papa Francisco sobre las necesidades morales de nuestra sociedad, los gobiernos de 193 países adoptaron por unanimidad la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. “Hemos llegado a un momento decisivo de la humanidad”, decía aquel día Ban Ki Moon, el entonces Secretario General de Naciones Unidas, cuando la Asamblea General aprobó la nueva agenda que dirigiría el desarrollo de la sociedad para los próximos años.

 

La Agenda 2030 contiene los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (los ODS), apoyados en más de 100 metas para conseguir el delicado equilibrio de la humanidad sobre tres pilares fundamentales: uno es el progreso o desarrollo económico, el segundo consiste en la equidad, la justicia o inclusión social, de manera que la prosperidad debe estar al alcance de todos, incluyendo a las mujeres que deben compartir por igual con los hombres el espacio económico y a los grupos minoritarios. El tercer pilar es la sostenibilidad medioambiental, para hacer frente a las amenazas ambientales masivas: calentamiento global, contaminación, pérdida de biodiversidad, etc.

 

Para facilitar su comprensión, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible se pueden reagrupar en cinco P. Personas: para acabar con la pobreza, el hambre, garantizar una vida sana, el conocimiento y la inclusión de mujeres y niños. Prosperidad: para desarrollar una economía sólida, inclusiva y transformadora. Planeta: para proteger nuestros ecosistemas a través de la eficiencia energética y en el uso racional de los recursos naturales. Paz: para promover sociedades seguras y pacíficas e instituciones sólidas. Partenariado: para catalizar la solidaridad mundial para el desarrollo sostenible, a través de alianzas, conocimiento e innovación.

Lo bueno de esta Agenda es que es integradora, todos estamos invitados a utilizarla como guía, tanto los gobiernos como los ayuntamientos, las empresas, las multinacionales, las ONGs, las universidades, agencias de cooperación, los colegios y la sociedad civil en general. Es universal, ya que se aplica en todos los países, tanto desarrollados como en vía de desarrollo; y muy importante: no nació de la nada, sino de un largo proceso, sostenido y muy laborioso, dirigido por un amplio elenco de expertos, en el seno de Naciones Unidas. Lejos de ser un montón de folios más, la Agenda 2030 es más bien un nuevo contrato social de toda la humanidad para lograr un desarrollo económico ético en el que “nadie se quede atrás”, valorando nuestro capital natural, base de la economía, compuesto por los recursos como el agua, la energía, la tierra, los bosques, los océanos y los materiales.

 

La humanidad está desbordando los límites biofísicos del planeta, con altos niveles de desigualdad e inseguridad. Ya no hay plan B, tampoco existe la opción de no hacer nada, por eso la Agenda 2030 es una buena palanca para operar la transformación, generando sociedades con más valores, más inclusivas y sostenibles. Es la única narrativa positiva que apuesta por un proyecto colectivo de la humanidad, basado en estrategias y alianzas multisector y multinivel, establece prioridades claras de desarrollo; fomenta la coherencia política para gestionar, financiar e involucrar; invita a innovar y al cambio de paradigmas; mitiga los efectos nefastos del capitalismo, y deja bien claro que ninguna tecnología es relevante si no conlleva a un beneficio social. Ya no existen excusas; los políticos, empresarios, funcionarios, etc. disponen de este manual de instrucción y saben que los Objetivos de Desarrollo Sostenibles marcan el sendero hacia la economía circular, la resiliencia medioambiental, las energías renovables, la creación de empleos verdes, la equidad de género, la justicia intergeneracional, la gobernanza ambiental, la responsabilidad social corporativa y la lucha contra el calentamiento global.

 

Si es verdad que partir de un 25% de la población se puede realizar un cambio ¿qué nos cuesta sumarnos a este momento? Ahora que la Agenda cumple tres añitos desde su adopción, unámonos al impulso institucional informativo, leyendo y compartiendo su contenido, y ¿por qué no? dándola a conocer en nuestro entorno o sumándonos a la Declaración de Salamanca de junio 2018, de manera que con el tiempo aprendamos a plasmar poco a poco la esencia de la Agenda en todo lo que hagamos.

 

mision.sostenible@gmail.com