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Menudo Panorama

Por Pedro Santa Brígida

Leonormanía o República


En 1986 quien suscribe era un joven periodista, más partidario de la República que de la Monarquía. Al frente del Gobierno del PSOE se encontraba Felipe González. Gregorio Peces Barba era el presidente de las Cortes. Dos socialistas auténticos, con principios, no de los de salón. Recuerdo la jura de la Constitución por parte del entonces príncipe Felipe de Borbón y Grecia. Eran otros tiempos, apenas había mujeres en el Congreso, todos los hombres vestían de manera un tanto uniforme, España acababa de ser admitida en la Unión Europea...

En estos días la hija y heredera de aquel joven Felipe de Borbón todavía debe estar procesando todo lo que le ha pasado el día de su décimo octavo cumpleaños. Leonor de Borbón y Ortiz ha jurado la Constitución y algún día será reina de España. La Casa Real la está formando a conciencia para convertirla en una joven prepararada ante la que se le viene encima, proyectando de paso la mejor imagen de la Monarquía, muy alejada del perfil de su abuelo paterno. 

La princesa de Asturias ha cursado interna dos años de bachillerato internacional en Gales. Domina idiomas (inglés, francés, catalán, gallego y euskera), pasará por las academías militares de los ejércitos de tierra, mar y aire, después por la universidad, con la asistencia de algunos de los mejores maestros de este país en derecho, economía, sociologia, relaciones internacionales, diplomacia, protocolo... En pocos años será una joven con una cultura y una educación extraordinarias.

Leonor de Borbón tiene el reto de convertirse en una reina del siglo XXI, cercana y cómplice con el pueblo llano, honesta, transparente, hábil e inteligente en su relación con la polarizada política extrema que vive este país. Cuenta con numerosos detractores, particularmente en el País Vasco y Cataluña. A su jura no asistieron ERC, Bildu, BNG, PNV y JxC, además de tres mininistros, dos de Podemos (Montero y Belarra) y uno de Izquierda Unida (Garzón). Lo mejor de cada casa.

Ella encarna la Monarquía Parlamentaria Constitucional, que nada tiene que ver con la que regentaron la mayoría de sus antepasados Borbones, algunos de los cuales han cometido fechorías imperdonables. Sus padres, Felipe VI y la reina Leticia, y su abuela Sofía encarnan el cambio radical en los usos y costumbres respecto a monarquías pasadas, que no hicieron más que fomentar enemigos y la multiplicación de los partidarios del sistema republicano.

Todas las monarquías tienen sus detractores, muchas de ellas han caído por el absolutismo, la soberbia, altivez y abusos de sus titulares. Otras encarnan todo lo contrario. Todavía se mantienen coronas en 42 países del planeta, en Europa es el caso del Reino Unido, Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica o Países Bajos; en otros continentes figuran, por ejemplo, Japón, Arabia Saudí, Tailandia o Marruecos. La princesa Leonor se tendrá que enfrentar a todos aquellos que quieren desmembrar España, que son unos cuantos, espoleados por el poder que les otorga una desfasada Ley Electoral.

Las encuestas de opinión reflejan un significativo crecimiento en el apoyo popular a la Corona, lo que se ha denominado Leonormanía, encarnada por una chica tímida, que luce como cualquier otra su ortodoncia. Apartado de la primera línea y exiliado el rey Juan Carlos, que cometió un montón de tropelías públicas y privadas, el trabajo callado y constante de Felipe VI -y su consorte- está dando sus frutos. Leonor tiene buena imagen, una mayoría notable de españoles la respeta y la quiere, quizá los mismos que desean que la Monarquía medie ante tanta tensión política nacional, ante nuestro paleto enfrentamiento ideológico y territorial.

Después de 37 años de comprobar y aguantar cómo se las gasta a diario la política de este país, cómo medra tanto indocumentado/a, viendo asombrado como cualquier militante de partido -por muy tonto y/o depravado que sea- puede llegar al más alto cargo, a representar a mi país, a representarme a mí... después de asistir al intento de desgüace de la Transición, de la que tan orgulloso nos sentimos la mayoría, después de tantos acontecimientos políticos bochornosos soy más monárquico que nunca. El reciente comunicado de ERC, Bildu y BNG sobre la jura de la princesa Leonor, me ha terminado de convencer.

La experiencia enseña, es de lo que más se aprende en la vida, por eso a día de hoy prefiero a una Leonor formada de manera sensata que -por hacer una mera comparativa- a una incompetente Irene Montero elevada a las alturas del poder político por particulares intereses políticos y por su pareja, una especie de moderno predicador, seudo macho alfa, con mucha labia y contradictorios principios. Y podría ocurrir que, en el peor de los casos, alguien similar se convirtiera en jefa/e del Estado. Me lo creo todo.

Visto lo visto, Leonor, elijo confiar en ti antes que en otros.