No hemos aprendido nada. Una de las frases cuñadas por experiencia en esta pandemia, pero me van a permitir que me 'cuñadice' para esta publicación. Me atrevería a decir que la pandemia del coronavirus ya ha marcado el resto de mi vida, igual que lo ha hecho para otros millones y millones de personas. Y es por eso que me sorprende comprobar que no hemos aprendido nada en todo este tiempo. Pero nada. De verdad. Ni los conceptos más básicos.

 

Estos pasados días de Navidad, en los que se entró en una vorágine de test, contactos, falsos positivos y demás mareos para tratar de llegar a tiempo a los encuentros familiares, me quedé anonadado al comprobar algunas cuestiones. Una de ellas es que dos años después hay quienes todavía desconocen los tiempos adecuados para hacerse un test de antígenos o una PCR. "Ayer estuve en contacto estrecho con un positivo, así que voy a hacerme una prueba ahora mismo". ¿En serio? "Y hasta que mi test resulte positivo, si es que lo es, puedo seguir saliendo a la calle".

 

Es solo un ejemplo burdo de aquello que no hemos querido aprender. Hay quien prefiere vivir en la ignorancia que llevarse un duro golpe, y en realidad es lógico. Estos dos años arrastran mucho cansancio, mucha dejadez ya a estas alturas. Me llama la atención que mucha población desconozca todavía que el objetivo primordial de las mascarillas no es no contagiarse (que también, por supuesto), sino evitar contagiar a los demás. Sí, sí, tal cual lo lee. En realidad cuando usted lleva una mascarilla es más por el que tiene enfrente que por sí mismo, para evitar que usted pueda contagiar a esa persona. Repito, obviamente a usted también le protege pero en bastante menor medida que a su semejante. ¿Lo sabía?

 

No me iré por las nubes, el mensaje de hoy es sencillo. Infórmese. Cuando algo tenga importancia, busque información. Contraste. Ponga interés en el asunto. Lea fuentes oficiales (ya no digo medios de comunicación, que estamos dejando bastante que desear esta pandemia). Preocúpese por la temática. Entiendo el hastío, pero merece la pena por algo que nos ha cambiado la vida. Y ni siquiera entonces sus decisiones tendrán una base del 100% de éxito. Pero desde luego su porcentaje de acierto habrá crecido, créame.

 

P.D. Hoy me apetece compartir 'Consejo de sabios', de Vetusta Morla.