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Un ególatra no soporta otro protagonista


A una persona, con quien mantengo relaciones muy cordiales, persona culta y amante del arte y la cultura, aunque nuestras preferencias políticas no coincidan, debido a la confianza, y ya se sabe lo que se dice de donde hay confianza, le hice la siguiente pregunta ¿Cómo un comunistorro ateazo recalcitrante como tú, visita con frecuencia iglesias, monasterios y catedrales? A pesar de la formula empleada, encajó la interpelación como yo ya esperaba, y muy tranquilamente me contestó: porque me gusta lo bueno venga de donde venga.

He contado lo anterior porque pienso que entre comunistas también hay de todo y que no son demonios con cuernos y rabo, se podría decir lo mismo del facherío, pues claro que sí, lo que pasa es que, habiendo de todo en todas partes, como en botica y política, nuestro presidente, Pedro Sánchez, a la hora de nombrar ministros, tiene generalmente por costumbre elegir lo mejor de cada casa, seguramente no por voluntad propia sino obligado por quienes le sostienen y se cobran bien el favor a costa del resto de españoles, ahí tenemos al señor Urtasun como muestra, quien ha preferido asistir a una sesión de circo antes que a la inauguración de Notre Dame, aunque, bueno, casi mejor.

Hay que reconocer a Francia que la reconstrucción del templo se ha hecho bien, en tiempo y forma y, según dicen, ajustada al presupuesto inicial, como aquí cuando se acometen obras públicas y raramente el presupuesto aumenta en una cantidad inferior al treinta por ciento previsto, con proliferación por coimas y mordidas. Habiendo hecho las cosas bien, algún que otro fallo, como si hubiera sido más adecuado un canto gregoriano o equivalente que la Marsellesa, o si las manos y pies del organista semejaron los de un amasador de barro adobero y un pisaúvas, entre otros, seamos condescendientes, no hay protocolo ni organización perfectos. La ausencia podría tomarse por un desprecio, y no solo a la religión, sino a Francia, que, sabiendo la zaragata que tenemos en casa, esperemos que no nos lo tengan en cuenta.

Está muy extendida la opinión de que la ausencia en la celebración se debe a que la gente de izquierdas no es muy dada a asistir a ceremonias católicas, lo cierto es que lo visto en Paris se ha parecido mas a una ceremonia laica que religiosa y hablando de Francia, casi se podía imaginar, no, no creo que esa haya sido la razón, ni tampoco que se acordaran de Napoleón o Francisco I, entre otros, con quienes nos zurramos bien la badana, estos son más dados a recordar a Franco, aburridos nos tienen, se trata, mas bien, de una falta de educación, son gente de izquierda que no se parecen en nada al comunista mencionado en el primer párrafo.

Que no haya ido Pedro Sánchez, está mal, pero, casi mejor, no fuera a suceder que la fachosfera le montara un escrache a la puerta de la catedral, con banderas españolas y lanzándole toda clase de improperios en español y algún palo de escoba, hubiera quedado muy feo, además, mejor para los franceses porque donde pisa Pedro lo mancha.

El espectáculo al que hemos asistido, con La Zarzuela, Presidencia del Gobierno, Exteriores y Cultura, tirándose los trastos a la cabeza, al tun tun y sin razón, orden ni concierto, culpando cada cual al de enfrente, ha sido lamentable, y lamentable también que no haya asistido el Rey, acompañado al menos del embajador, pero claro, eso, un ególatra no lo hubiera podido soportar.