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La casa de la infamia


Hace tiempo que muchos perdimos la capacidad de asombro ante las tropelías del gobierno que sufrimos, son tantas y tan seguidas. Gobierno que es capaz de despertárnosla porque, por muchas veces que hayamos pensado que ya no da para más, se superan. Es alucinante la última noticia, o mejor deberíamos decir penúltima, no sabemos con qué nos sorprenderán en un futuro que puede ser dentro de unas horas o mañana, noticia sobre en que ha consistido el acto humanitario del que el gobierno presume haber realizado con Edmundo González Urrutia, que en realidad es otro favor a Maduro y sus acuaches. Después de habernos enterado del chantaje sufrido por Edmundo en la residencia del embajador español en Caracas, el inmueble debería pasar a denominarse la casa de la infamia. Si todavía queda alguien que piense que hasta las babosas conocen límite a la hora de arrastrarse, es que no ha oído hablar de Pedro Sánchez y su gobierno.

Leo que hay dirigentes del PP desconcertados, y hasta indignados, con las declaraciones de Edmundo González. Pues ni os desconcertéis ni os indignéis, no es difícil comprender qué puede llegar a decir alguien que tiene su familia en Venezuela amenazada por Maduro, puede que, hasta obligado a hacer declaraciones, cuando lo más conveniente sería que, para decir lo que dice, estuviera callado. No todo el mundo le comprende, algunos sí, probablemente desde un punto de vista humanitario y compasivo, pero tampoco faltará quien le tache de cobarde. A pesar de haber ganado las elecciones está empezando a parecer un pobre hombre.

Me gusta seguir los avatares políticos, he aprendido a tomarme sus tropelías, trastadas, jugarretas, dimes y diretes, con la paciencia y el humor suficientes para no pasar un mal rato, total ¿para qué? y disfrutar de los, aunque pocos, buenos momentos que raramente nos dan.

Es raro que yo aguante el discurso de un político de principio a fin, es gente que, generalmente, miente como respira y retuerce la retórica como quien escurre una bayeta pero, como a pesar de que no gocen de mi simpatía, los considero necesarios y sus actos me conciernen, procuro estar informado de lo que hacen y dicen, generalmente me entero por el resumen y la opinión de gente ajena, corriendo el riesgo de recibir información sesgada y formarme una opinión equivocada pero, como escucharlos todo y a todos resultaría enormemente tedioso además de imposible, no me queda otra que recurrir a los resúmenes e informaciones de periodistas, analistas, politólogos, tertulianos y demás fauna del charco.

Como una de las excepciones que confirman la regla, el otro día me tragué, enterito, el discurso de presentación de presupuestos de Milei ante la asamblea argentina. Comencé a ver el vídeo y me enganchó, no tanto por lo que decía, que eran muchas verdades de Perogrullo, sino por como lo decía, es que se le entendía todo, oye tú, como si no fuera un político. Mi reconocimiento a quien le escriba los discursos. A pesar de que su imagen me sigue pareciendo un híbrido entre Sancho Gracia en Curro Jiménez y el león de La Metro, me está cayendo simpático y le deseo mucha suerte, para que pueda hacer realidad sus intenciones. Para despertar leones entre los corderos, como dice, la va a necesitar, y para meter en vereda, continuando con su símil, a un montón de lobos, chacales, zorros, hienas, etc. que no van a renunciar voluntariamente, por las buenas, a sus derechos de pernada ejercidos durante muchos años. Va a recibir más mordiscos en las pantorrillas que quien camine en pantalón corto por un rio con pirañas.

Argentina es un país con recursos naturales, más que suficientes, para permitirle conseguir sus metas, convertir Argentina en el país próspero que fue, pero poblado por una amalgama de gentes cuyos ascendientes proceden de medio mundo, gallegos, como ellos llaman, e italianos, en abundancia, aunque, al contrario de lo que podría parecer por su apellido, Milei es de ascendencia croata, no es un pueblo fácil de gobernar. Puede suceder lo que aquí, que, aunque vendan España a sus enemigos, roben, puteen y no pierdan ocasión para fomentar el enfrentamiento entre españoles, se sigue votando al partido socialista, y recordemos que allí, no hace tanto, los argentinos coreaban "puto y ladrón, queremos a Perón".