Si hay algo que no se puede negar es que Javier Milei tiene carisma, joer que tío, su actuación en el acto de Vistalegre fue digna del chouman más reputado, algo a lo que ya nos tiene más que acostumbrados, si los del atrezo hubieran estado atinados, podrían haberle colocado en el atril una orla por la gracia de su arte, y el león de la Metro personificado, vamos, clavado. Que entrada, por dios, que rugido.
El tío no es que sea polifacético, canta, baila, hace monólogos, suelta discursos, escribe, y no sé si también pinta, esculpe y pone ladrillos, y además gobierna Argentina, ya solo faltaría que en sus ratos libres practicara el macramé, díganme si hay quien dé más.
No me negarán que tiene pinta de bandolero, con esa imagen que, a mí, cuando le veo, me recuerda a Sancho Gracia en Curro Jiménez, le han votado mas de la mitad de los electores argentinos, seguramente hartos de los peronistas Kirchnerianos. Parece que no lo está haciendo tan mal, está poniendo orden en esa mezcla de charco de ranas y patio de Monipodio en el que convirtieron ese gran país sus predecesores. Apliquemos aquello de: gato blanco o negro, que mas da, lo importante es que cace ratones.
Reconozco que en su encendido discurso se pasó un pelín, hay cosas que, aun siendo ciertas, se pueden decir de una manera mas suave, tener razón no justifica unas formas groseras, cuya consecuencia puede ser perderla, aun así, y después de todo lo dicho, Milei me cae bien, y eso que no tengo el mejor criterio de los argentinos, dicho con todo el respeto, por el trato personal que he tenido con algunos y por el comportamiento que lucen cuando viajan, me parecen poco serios y muy dispuestos a mentar la concha de su madre a cualquiera, a la menor ocasión.
Porque no estoy apuntado a Netflix, que si no, me daba de baja, total para qué, si los políticos me proporcionan diversión y entrenamiento de sobra, anda que no me lo he pasado bien con el alboroto que ha preparado Milei mentando a Begoña Díaz. Dicen que no debería haberlo hecho, que no está bien ser invitado en un país y meterse con sus políticos, no con las instituciones, como algunos quieren achacarle, cuando no es cierto, pues no sé que se esperaban cuando ellos llevan tirándole a matar desde antes de ganar las elecciones argentinas, y después. Donde las dan las toman dice el refrán, y ya lo dijo Jesucristo en el huerto de los olivos "guarda la espada Pedro, que quien a hierro mata a hierro muere". En asuntos de chulería, Pedro Sánchez se ha encontrado con la horma de su zapato, con la diferencia de que la horma le da sopas con honda de repetición, parece que se han achantado un poco, que solo ha faltado que le declaráramos la guerra a Argentina por defender el honor de una dama, como en las tragedias, honor que parece poco merecido, por dios, retirada de embajadores, que despropósito, nada nada, rotura de relaciones y la guerra si hace falta. No hubiera sido mejor no hacerle ni puto caso, cuanto mas le pinchéis, mas coces va a soltar, y no de mula mansa.
Otros asuntos semanales graves, el reconocimiento del estado Palestino ¿qué estado y dónde? Y las acusaciones de genocidio a Israel. Qué ganas de meterse en camisa de once varas, y el ataque a Israel, las declaraciones de Yolanda Díaz son una estolidez, una torpeza y una maldad sin sentido ¿A qué se deben? ¿a tratar de evitar que el Psoe les robe votos en las europeas?, razón a la que, dicen, se debe el comportamiento de Psoe apoyando a Hamas, porque si no, no se entiende ¿enemistarse con Israel les va a dar votos?, no lo entiendo, como no sea los que quiten a sumar y podemos.
Lo peor de todo esto es que lo vamos a pagar todos, no solo la izquierda, con Argentina nos va a costar mucho dinero, pero lo de Israel es mucho mas grave y ya veremos qué consecuencias tiene, si fuera la caída de Pedro Sánchez hasta nos vendría bien, pero no va a ser eso, o, al menos, no solo eso, a pesar de que, diga Pedro lo que diga, más de la mitad de los españoles y puede que más de los dos tercios, no están de acuerdo con esas decisiones. Ni con otras muchas que están tomando, que son bastantes y graves, y ahora parecen ocultas por la cortina creada al efecto, aplicando la táctica de que si se da mucho para abarcar, se hace más difícil apretar. Política en la que el Psoe es maestro.