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De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

Veinte años del día más surrealista de la moda española


Este miércoles, 22 de mayo, se han cumplido 20 años de la boda entre los, por aquel entonces 'príncipes', Felipe y Letizia. Dos décadas de matrimonio de los ahora monarcas de nuestro país o, lo que es lo mismo, dos décadas de uno de los días más surrealistas de la historia de España en lo que a moda y a estilismo se refiere.

Fue la boda del siglo, al menos para los españoles. Una gran fiesta de la que se hicieron eco cientos de medios de comunicación internacionales, con un dispositivo de seguridad sin precedentes, millones de espectadores y con la presencia de una molesta lluvia que le puso un fondo gris a un día que, sin duda, quedó grabado en nuestras retinas.

La reina Sofía cumplió, a la perfección, su papel como maestra de ceremonias y madrina del enlace con un vestido muy elegante que le dejaba todo el protagonismo a su enorme peineta. La monarca menos española de la historia de España se plantaba en la cabeza uno de los elementos más característicos de nuestro folclore y nuestra identidad patria.

Otra reina que no pasó desapercibida aquel frío día de primavera fue la siempre llamativa Rania de Jordania con un look de Givenchy que podría haber firmado la mismísima Carolina Herrera. Guapísima pero, quizá, inapropiada en un dos piezas que desfilaba por la alfombra roja y que dejaba a muchos españoles atónitos al ver a una reina acudir a una boda en mangas de camisa.

Las infantas Elena y Cristina fueron disfrazadas de hermanastras de la Cenicienta pero muy sonrientes, cogidas del brazo de sus respectivos maridos, sin olerse la que se les venía encima a ambos matrimonios.

Otra protagonista del día fue Carolina de Mónaco con un dos piezas que gritaba Chanel desde la otra punta de Europa, muy dentro de su estilo. Pero la relevancia en la boda del Borbón y la periodista no se la llevó por su conjunto de color azul bebé, sino por la gran resaca de Ernesto de Hannover que obligaban a la hija de Grace Kelly a ir a la boda como Maite Galdeano: sola.

El título a la mejor vestida, a pesar de que toda la opinión pública fue en su contra, se lo llevó la modelo Laura Ponte que decidió arriesgar y se llevó de calle a toda la competición. Está claro que no siempre el linaje da la clase. Muchas veces es más efectivo codearse con las tops de la década de los 90.

Pero por si eso fuera poco, Ágatha Ruiz de la Prada asistió con un particular  vestido de su marca en el que predominaban los colores de la bandera republicana. Lanzando un mensaje de libre interpretación que, a día de hoy, todavía supone un debate en muchas sobremesas familiares.