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De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

La belleza de la tradición


Y llegó la Semana Santa. De sobra conocida por todos como una de las festividades religiosas más importantes y características en España y otros países de habla hispana. Unos días de respeto y tradición en los que las calles se llenan de procesiones y fieles que participan en diversas actividades de índole cultural.

La religión es cultura. Al igual que la moda lo es. Por eso, como no es de extrañar, la moda está presente también en el catolicismo y, por supuesto, en la Semana Santa.

Estos días son una ocasión para celebrar la fe pero también una oportunidad para lucir la moda tradicional y celebrar el folclore de nuestro país a través de una de las prendas más icónicas de España: la mantilla.

Sus orígenes se remontan a la época medieval y, desde entonces, se considera una prenda de vestir tradicional española que en sus inicios se usaba para cubrir el cabello de las mujeres y protegerse del sol pero que pronto se convirtió en un elemento elegante que utilizar en ocasiones especiales como bodas o funerales.

Actualmente, la mantilla se asocia con la Semana Santa y se ha convertido en un elemento indispensable de esta festividad.

La belleza de la mantilla radica en su elegancia y en la forma que puede realzar la belleza natural de quien la lleva.

Este elemento se elabora a partir de encaje fino y se puede encontrar en una amplia variedad de colores, aunque el blanco y el negro son los más comunes. Además, las mantillas pueden estar adornadas con perlas, lentejuelas, bordados u otros detalles que las hacen aún más llamativas.

Durante la Semana Santa, la mantilla española tiene una finalidad simbólica y religiosa muy importante: se utiliza en las procesiones y representa el luto y el duelo. Desde el siglo XVIII, la Iglesia Católica recomendó a las mujeres que cubrieran sus cabezas como signo de respeto durante los actos religiosos. Y así se sigue haciendo.

La mantilla también representa la humildad y la penitencia, valores esenciales en la semana que se conmemora y recuerda la Pasión de Cristo. Además, su color negro representa el luto y la tristeza por la muerte de Dios en la cruz.

Es por eso, que un elemento tan significativo y bello debe valorarse y celebrarse en una época donde la tradición abraza la religión pero también la moda.