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De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

No compres un Prada falso, él nunca lo haría


Entre vuelta y vuelta de tomar el sol en la toalla, me da tiempo a sacar mi móvil y revisar cómo están las cosas en el mundo a través de TikTok. Últimamente, además de que el Ecran Aftersun es mi olor corporal, veo demasiados hauls de SaraMart en las redes sociales.

Considero, y lo digo con miedo a que me caiga mucha hate, por pronunciarme negativamente sobre esto, que los hauls de SaraMart deberían parar. Me parecen una auténtica vergüenza.

Para poneros en un poco de contexto a aquellos que no sois muy asiduos a las comprar por internet, SaraMart es una plataforma online en la que se venden  todo tipo de falsificaciones de todo tipo de marcas. Por lo general suele predominar el mundo de las marcas de lujo pero también he podido observar algunos productos de marcas emergentes.

Habrá quien considere que no pasa nada por plagiar a empresas que son enormes porque ellas van a seguir sacando beneficio aun así. Pero deberíamos pensar que detrás de estas marcas enormes hay muchas personas. Equipos de diseño donde hay gente que dedica su tiempo a diseñar este tipo de elementos que luego alguien, simplemente, copia y se lucra. Está mal aprovecharse del trabajo de otro.

Y ya no es que copies a Dior. Hay quien tiene la poca decencia de plagiar un Telfar. Está claro que más de uno no tiene dos dedos de frente.

Lo que más rabia me da, es que la gente con este tipo de asuntos es muy hipócrita. Llegamos a tener dos caras hasta unos niveles insospechados. Todos aquellos que compran bolsos falsos de Jacquemous o de Louis Vuitton son los primeros que subirán a sus historias, mensajes denunciando que un equipo de diseño le ha robado una idea a su amigo el tatuador.

Como en todo en esta vida apreciamos un doble rasero importante. No os hagáis eco de una injusticia social increíble cuando tú mismo participas en un hecho parecido. Quizá Victoria Beckham no sea tu amiga la de la marca de bisutería de arcilla, pero ambas sufren el  mismo  pecado cuando alguien decide duplicar una creación suya.

Estamos en un punto en el que dan igual los números. Esto va más allá de los márgenes y las ganancias de cada quien. Es una cuestión de respeto creativo. Si a ti en tu propia industria no te molaría que te hiciesen esto, no se lo hagas al prójimo.

Y ya el pensar que venden falsificaciones de muy mala calidad a un precio desorbitado, hace que me hierva la sangre. Yo como marca no me merezco que alguien pueda ver un plagio de un producto mío con un material desastroso y unos acabados terroríficos y que puedan pensar que lo he hecho yo.

Vamos a ser un poco coherentes y a respetar el trabajo del resto, como nos gusta que hagan con el nuestro. Si no puedes comprarte un Prada, no lo lleves. La industria de las falsificaciones es terrible. Huye de allí.