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"Por la libertad, Sancho, se puede y debe aventurar la vida", decía Don Quijote a su fiel escudero en la inmortal obra cervantina. Trescientos años después, al otro lado del océano, la memorable peripecia de un hombre para escapar de la esclavitud refrendaba cada una de estas palabras, hasta el punto de haber pasado a la historia.
El norteamericano Henry Brown nació probablemente en 1815, en una plantación llamada Hermitage, situada en el condado de Louisa del estado de Virginia, donde la esclavitud entonces aún era legal. Formaba parte de una familia de esclavos: sus padres y los siete hermanos eran propiedad de John Barret, un ex alcalde de la ciudad de Richmond.
Fallecido Barret el 9 de junio de 1830, la familia fue cruelmente separada como si se tratara de objetos, al repartirse los cuatro herederos las posesiones del difunto. Brown, adolescente, fue enviado a Richmond para trabajar en la fábrica de tabaco del hijo del patrón, William Barret, en jornadas de catorce horas en verano y dieciséis en invierno. Los hermanos fueron distribuidos por varias plantaciones, salvo su hermana Martha, que William Barret mantuvo como concubina.
Brown sentía una lacerante soledad al estar lejos de la persona más especial para él, su madre, que tenía una gran fe religiosa y se la había inculcado a su hijo. La situación cambió cuando hacia 1836 conoció a Nancy, una joven que pertenecía a otro esclavista apellidado Leigh. Se casaron y del enlace nacieron tres hijos. Ambos se unieron a Affeviar, la primera Iglesia Baptista Africana, donde Brown cantaba en el coro. Fueron unos años relativamente felices, en los que se instalaron en una pequeña casa alquilada, hasta que en agosto de 1848, el amo de Nancy, traicionando sus promesas a Brown de no separar a la familia mientras este le entregase periódicamente parte de su humilde salario, vendió a Nancy, embarazada, y a sus tres hijos, a un ministro metodista de Carolina del Norte. Yendo Brown a pedir ayuda a su propio patrón, este le aconsejó buscar otra esposa.
Inmensamente apenado, saliendo a la vía pública para ver por última vez a su mujer y sus pequeños alejándose, dentro del odioso desfile de los tres centenares de esclavos adquiridos por el nuevo dueño, Brown se determinó a escapar de la esclavitud. Pasó meses dando vueltas al mejor método para ello. Escribiría más tarde que, mientras oraba pidiendo orientación, escuchó en su interior las palabras: "Ve a buscar una caja y métete dentro". Y las puso en práctica.
A través de James Caesar Anthony Smith, un hombre negro libre, miembro del coro de la iglesia, contactó con Samuel Alexander Smith, un tendero blanco que aceptó apoyar a Brown en su huida, a cambio de 86 dólares. Brown ideó ser enviado en una caja a Pensilvania, un estado donde la esclavitud había sido abolida. El correo se había perfeccionado mucho en Estados Unidos en esos años. Samuel Smith se puso en contacto para recibir el envío con James Miller McKim, un líder de la Sociedad Antiesclavista de Filadelfia implicado en las actividades del llamado Ferrocarril Subterráneo, una red que ayudaba a esclavos a emanciparse.
El 23 de marzo de 1849, los Smith sellaron a Brown en una caja de madera forrada con una tela de lana gruesa, que solo medía un metro de largo, 0,80 de alto y 0,60 de ancho, perforada con tres agujeros para el paso del aire, y transportaron el paquete como mercancía desde Richmond a Filadelfia, a través de la empresa privada Adams Express Company, que tenía reputación de fiabilidad, rapidez y privacidad, tras haber hecho llegar sin percances cajas de polvo de oro extraído durante la fiebre del oro, desde California a bancos de la Costa Este.
Brown metió en el cubículo una vejiga de vaca con agua, unas galletas y una herramienta afilada para hacer más agujeros para el aire por si era preciso. La caja sería trasladada en vagones de tren, barcos de vapor y carros tirados por caballos.
En el trayecto navegado por el río Potomac a Washington, la caja fue manipulada con rudeza. Aunque llevaba escrita la advertencia "Este lado hacia arriba. Tratar con cuidado", en dos ocasiones le dieron la vuelta y Brown estuvo hacinado boca abajo en ella varias horas, empapado del agua que mojaba la cubierta, abanicándose con su sombrero para sentir algún alivio a la sensación de ahogo. Escribiría después: "estaba decidido a vencer o morir", "sentía que mis ojos se hinchaban como si fueran a estallar de sus órbitas; y las venas de mis sienes estaban terriblemente distendidas por la presión de la sangre sobre mi cabeza".
El paquete llegó a Filadelfia a primera hora del 24 de marzo. McKim lo recibió en la oficina de la Sociedad Antiesclavista de Pensilvania, acompañado del profesor Cleveland, Lewis Thompson y William Still, hijo de antiguos esclavos. Después de 563 kms y veintisiete horas de confinamiento, Brown emergió de la caja. "Había resucitado", escribió. Como estaba demasiado débil para ponerse en pie, inmediatamente se desmayó. Al volver en sí, cantó un himno en acción de gracias que había preparado, basado en el Salmo 40 de la Biblia.
A finales de mayo, Brown se presentó ante la Convención Antiesclavista de Nueva Inglaterra en Boston, donde entonó de nuevo su himno. Su audaz escape fue celebrado, siendo rebautizado como Henry 'Box' (caja en inglés) Brown, apodo que llevaría ya para siempre. Ese verano apareció en reuniones antiesclavistas y causó sensación. Su imaginativa evasión, que lo convirtió en un héroe popular, fue considerada un milagro y prueba del buen desarrollo de las comunicaciones americanas.
Brown conoció entonces al abolicionista blanco Charles Stearns, quien publicó en Boston en septiembre de 1849 Narrativa de Henry Box Brown, que escapó de la esclavitud encerrado en una caja de 3 pies de largo y 2 de ancho, como relato semiautobiográfico dentro del género popular de las narraciones de esclavos. Brown y Stearns pasaron los dos meses siguientes viajando por Nueva Inglaterra, donde vendieron una edición de 8.000 ejemplares del libro (muchos para la época) y dieron conferencias contra la esclavitud en las que el prófugo interpretaba el himno y una canción sobre su escape basada en una conocida melodía de Stephen Foster. Al término de sus actuaciones vendían hojas impresas con las letras de ambas tonadas.
Ese mismo año, la ciudad de Richmond tipificó como delito "persuadir a esclavos para que los encerraran en cajas". Samuel Smith, cómplice de Brown en su fuga, intentó otro envío de dos esclavos en sendas cajas desde Richmond a Filadelfia el 8 de mayo de 1849, pero fue detenido y sentenciado ese noviembre a seis años y medio de cárcel. No consta que nadie más lograse viajar hacia la libertad por este sistema. James Smith, el otro cooperador, logró evitar la condena y se unió a Brown en Boston en diciembre. Su sociedad duraría un año y medio, acabando del peor modo posible.
Con las ganancias del libro, a finales de 1849 Brown contrató al artista bostoniano Josiah Wolcott para crear lo que entonces se conocía como un "panorama en movimiento": 49 grandes pinturas sobre un rollo de lienzo que se dice medía 1.500 metros de largo y de 2,5 a 3 metros de alto, que se iba desplegando gradualmente para revelar los episodios que se relataban, relacionadas con la experiencia de Brown y la trata de esclavos. Fue estrenado en Boston bajo el título El espejo de la esclavitud de Henry Box Brown el 11 de abril de 1850, cuando a los Estados Unidos le restaban aún más de 12 años para abolir la esclavitud. Con esta exhibición Brown iniciaría una carrera de performances públicas.
En enero de 1850 se publicó en Boston La resurrección de Henry Box Brown en Filadelfia, una litografía de Samuel Worcester Rowse probablemente creada para mostrarse y venderse tras el panorama, que inició la serie de muchas representaciones pictóricas de la escena en que se abría la caja en la oficina de la Sociedad Antiesclavista de Pensilvania y Brown emergía de ella. Es probablemente el único retrato de Henry Box Brown tomado del natural, y es probable que la caja también hubiera sido dibujada así.
El 30 de agosto de 1850, cuando se aproximaba en el Congreso de los Estados Unidos la aprobación de la segunda Ley de Esclavos Fugitivos que regulaba su captura y devolución, Brown fue asaltado por un cazarrecompensas en la calle en Providence, Rhode Island. Viendo que corría el riesgo de ser capturado y devuelto a Virginia, zarpó junto con Smith hacia Inglaterra en octubre, pidiendo y obteniendo asilo allí. La nueva ley era tan estricta, que debió viajar con un nombre falso y alterar su rumbo varias veces para sortear ser detectado y atrapado.
Una vez en territorio británico, exhibieron el Panorama con mucho éxito hasta la primavera en Liverpool, Manchester, y localidades de Lancashire y Yorkshire, encarnando un personaje que llamó el Príncipe Africano. A menudo recreaba su fuga abriendo frente al público una réplica de su caja, y completaba el número con mentalismo, escapes, juegos de manos, hipnotismo y habilidades mágicas que había aprendido de otro esclavo siendo niño, en la plantación. Frederick Douglass, líder abolicionista huido de la esclavitud, que nunca habló de su modo de escape, estaba en desacuerdo con esta histriónica forma de proceder, razonando: "Si Henry Box Brown no hubiera atraído la atención de los esclavistas por su forma de escapar, podríamos haber tenido mil Box Browns por año".
A principios de mayo de 1851 se publicó en Manchester el Relato de la vida de Henry Box Brown escrita por él mismo, una segunda versión de su autobiografía. A pesar del título y de que presenta un recuento más completo de su vida con detalles que sólo él podría haber proporcionado, parece que Brown no la escribió solo, aunque se desconoce quién le ayudó a componer la obra.
En junio de 1851, la amistad de Brown y Smith terminó después de una amarga disputa por dinero y de que Smith censurara públicamente que su compañero no hiciera ningún esfuerzo por comprar la libertad de su familia en los Estados Unidos. Brown también se distanció de los principales abolicionistas, que lo denostaron por lo que juzgaban un exceso de exhibicionismo y afán de lucro.
En 1852, el periódico Wolverhampton Herald publicó dos largas críticas hostiles, calificando su espectáculo de "exageración grosera y palpable2, detallando errores y condenando la "elegancia, la vanidad, la presunción y la estupidez egoísta" de Brown. Este presentó una demanda por difamación, alegando que antes de la publicación había estado ganando en los escenarios entre 50 y 70 libras a la semana (en una época en que el salario medio era de una libra a la semana), y que había perdido ingresos tras ver la luz la reseña desfavorable. El tribunal falló a su favor, concediéndosele 100 libras por daños y perjuicios.
En Inglaterra, Brown se volvió a casar en 1855, con Jane Floyd, hija de un trabajador del estaño de Cornualles. Tras estar de gira por Inglaterra durante casi un cuarto de siglo, realizando cientos de espectáculos al año, en 1875, acompañado de su esposa y sus hijos Annie y Edward, regresó a los Estados Unidos como 'Profesor H. Box Brown', y continuó sus espectáculos saliendo de la que afirmaba era su caja original, algo dudoso. Sus últimos años los vivió en Toronto, Canadá, donde murió el 15 de junio de 1897. Fue enterrado en el cementerio de Necrópolis allí.
Brown ha inspirado numerosas obras de artistas contemporáneos: cine, teatro, ópera, exposiciones... El escritor Anthony Cohen le rindió homenaje viajando de Filadelfia a Nueva York dentro de una caja.
Hoy en Richmond, Virginia, existe un monumento conmemorativo que consta de un cajón de bronce, idéntico al de madera que utilizó Brown. Está abierto y el contorno de una figura humana agachada está delineado en el lado posterior del cajón, lo que permite hacerse una idea de sus inverosímiles dimensiones reducidas. Porque para grandeza, ya está la libertad.