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Pasear por las calles de nuestra querida Salamanca es cada vez más doloroso. No solo por la suciedad que algunos incívicos dejan tras de sí, sino por la lenta desaparición de los muchos negocios que antaño dieron vida a esta fantástica ciudad.
El comercio local agoniza, lenta pero inexorablemente. Atrás quedan ilustres tiendas, como las de caza y deporte, o aquella de decoración en calle Toro con su imponente escalera de mármol, digna de un palacio, hoy reemplazada por otra tienda de ropa más. Y ahora, la última en caer: Euronics, que acaba de cerrar en el Paseo de Canalejas. Pero no ostentará ese título por mucho tiempo, porque ya sé de otra tienda que cerrará pronto por jubilación en esa misma calle. Ninguno de sus tres trabajadores tiene intención de continuar con el negocio que, durante más de 40 años, ha dado de comer a tantas familias.
El emprendimiento ya no seduce. El empresario ha sido demonizado por una sociedad que ni ayuda ni facilita las cosas, y el resultado es la transformación del paisaje urbano: negocios tradicionales que desaparecen, sustituidos por locales vacíos y pisos turísticos. No hay alternativa. Algún valiente todavía se atreve a abrirse paso entre la maraña de burocracia e impuestos, como un moderno Cid Campeador, pero la mayoría opta por la estabilidad de las ayudas y el salario mínimo vital. ¿Recuerdan la frase "prefiero morir de pie a vivir arrodillado"? Hoy se entona una nueva versión: "prefiero vivir de ayudas a morir de impuestazos". Y no somos nadie para culparlos.
El Paseo de Canalejas, bautizado en honor al político y orador José Canalejas (1854-1912), asesinado por un anarquista mientras contemplaba el escaparate de la desaparecida librería San Martín en Madrid, agoniza. Pero no todo está perdido. Una carnicería, un bar, el posible Mercadona... Aún quedan esperanzas de recuperar la grandeza que antaño ostentó esta significativa calle.
He querido ilustrar esta pequeña reflexión con una maravillosa imagen del Paseo de Canalejas tomada en 1935 por Núñez Larraz
Mientras pueda, seguiré desempeñando mi trabajo como consultor SEO en Salamanca, una ciudad que me ha visto nacer, crecer y desarrollarme, tanto personal como profesionalmente. Espero poder seguir disfrutando de sus ilustres calles y sus maravillosos rincones por mucho tiempo.