Me gustaría comenzar este artículo con la palabra conticinio: un término precioso que hace referencia a la "hora de la noche en la que todo está en silencio". Momento ideal para arrojarnos a las páginas de un buen libro que abra nuestra imaginación y nos lleve, poco a poco, allá donde queramos ir.
Según el estudio del National Assessment of Educational Progress (EEUU) que evalúa a los menores de 13 años a nivel nacional, los resultados de 2022 en matemáticas e inglés son los peores en décadas, incluso por debajo de los de 2020, donde la pandemia tuvo un gran impacto en la educación. Ya os hablé hace un par de semanas del valor de la enseñanza y cómo debe ser un pilar fundamental de la sociedad.
Es de sobra conocida la relación entre la lectura y el rendimiento escolar. En el estudio antes mencionado, aquellos menores que tenían hábito de lectura, sacaron de media una puntuación mayor que el resto.
Lo grotesco de los resultados es que el porcentaje de niños de 13 años que no leen nada por placer (a excepción de lecturas obligatorias en el colegio) ha pasado en EEUU de un 8% en 1984 a un temerario 31% en 2023; 3 niños de cada 10 no tocan un libro. Y sólo un 22% lee ocasionalmente.
Sin paños calientes: cada vez menos niños leen por placer. El auge de las pantallas y la falta de tiempo han condicionado los libros a un recóndito lugar de nuestras casas, si es que aún existen librerías. Tampoco ayuda un sistema educativo que sigue metiendo con calzador grandes obras literarias que exacerbarían a cualquiera.
La gente de hoy en día vivimos en la inmediatez: juegos, series, mensajería instantánea, vídeos cortos, etc. Cada vez nos cuesta más disfrutar una película, un baño de espuma o un buen libro. Por irónico que parezca, una intención obligada hace imposible lo que uno desea a la fuerza, por lo que no se trata de ?leer por leer?, sino aprender a disfrutar leyendo.
Estamos perdiendo la batalla y la guerra, pero como dijo el Coronel Daniel Weaver (Will Patton) en la serie de televisión Falling Skies, "Nada está perdido, hasta que está perdido". Imagino que el guionista se inspiró en la famosa frase de Julio Cortázar "...nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo...".
Pero no os preocupéis, somos insignificantes en la escala temporal. Grandes imperios y sociedades han crecido y caído y aquí seguimos. Tocaremos fondo, o no, pero en el peor de los escenarios, volveremos a resurgir cuál Ave Fénix.
Os comparto mi método para elegir libros. Si el conticinio es demasiado silencioso, Hans Zimmer es una buena elección, así como cualquier música clásica, para relajarnos mientras disfrutamos de una buena lectura. Y si además lo hacéis en la bañera (los que aún tengáis), la vida os regalará 2 años adicionales.