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Ilusionados por la política

Por Félix de la Fuente

España. el país de las mil contradicciones


No sé si habrá alguna otra nación con tantos ciudadanos que renieguen de su propio país, como en España. Sin embargo, ni veo motivos para adueñarnos de los méritos de nuestros antepasados ni tampoco los veo para avergonzarnos de las injusticias que éstos hubieran podido cometer. Tampoco creo que tengamos un pasado más negro que la mayoría de los países europeos e incluso del mundo. Pero de nuestro presente sí somos responsables. Y nuestro presente está lleno de contradicciones.

Nuestro fanatismo religioso de antaño se ha convertido en fanatismo político de ogaño. Al "Dios por encima de todo" respondemos ahora "nuestro partido político hasta la muerte". Nuestra transición modélica de la dictadura a la democracia ha pasado a ser una "farsa política". España, un país abierto a los emigrantes, que luego se ven obligados a malvivir desatendidos pidiendo limosna por la calle. País con una Constitución llena de derechos fundamentales que luego no se cumplen, (derecho a una vivienda digna, a una remuneración suficiente…).

España el país donde una puede hacerse rico en menos tiempo (Carlos Solchaga dixit), pero con las regiones más pobres de la Unión europea (las regiones del Sur de España).  España defendiendo su unidad nacional con unos partidos separatistas coaccionando al gobierno, España regida por unos criminales condenados por la justicia que no se han arrepentido. Porque, no nos equivoquemos, quienes realmente están gobernando España es Bildu, además de Puigdemont y los partidos zapatistas.

España el país con mayor tasa de paro juvenil y hay miles puestos de trabajo que no se pueden cubrir por falta de mano de obra.  La España de las muchas guerras civiles, donde actualmente hay todavía mucho oído, donde se fomenta el odio, odio entre los políticos y odio entre los afiliados de los diversos partidos, y odio entre las regiones. España, donde no solo se intenta acabar con la separación de poderes, sino donde el poder ejecutivo se querella contra el poder judicial.

La retahíla podría ser mucho más larga

A muchos españoles, como a Unamuno, nos duele España y nos duele, sobre todos, que haya tantos españoles que tengan que vivir por debajo del nivel de la pobreza. Nos duele que haya tantos jóvenes no puedan emanciparse, a pesar de estar trabajando, nos duele la pésima enseñanza que reciben algunos niños, nos duele que nuestros universitarios se tengan que marchar, nos duele que haya tanto parásito político y nos duele la deuda que estamos dejando a nuestros hijos por culpa de nuestros pésimos gobiernos

Pero España no siempre ha sido: En 1493 se promulgó en Barcelona (que ya entonces era parte fundamental de España) la primera Ley de Indias, que, entre otras cosas, regulaban el trabajo de los indios, más de tres siglos antes de que en Europa se empezara a hablar de la cuestión social o se aprobaran las primeras leyes laborales. O de que naciera en Tréveris Carlos Marx. Mucho antes de que se hablara de derechos humanos o de que exigieran siquiera estas palabras, Francisco de Vitoria estaba defendiendo los derechos de los indios y las leyes universales que obligan a todos los hombres, porque hay una autoridad universal. Y ya nos gustaría que en algunos aspectos llegáramos al grado de democracia que defendía Francisco de Vitoria    

No fue hasta 1967 cuando los EE. UU. aceptaron en algunos Estados de la Unión, la posibilidad de los matrimonios interraciales mientras que Isabel la Católica encomendaba los matrimonios entre los españoles nativos y los indios y en 1514 Fernando El Católico expidió una orden real por el que se validaron los matrimonios entre cristianos y nativos. "Que procuren, que algunos cristianos se casen con algunas mujeres indias, y las mujeres cristianas con algunos indios". Como comparación, Francia declaró prohibidos en 1711 los matrimonios entre franceses y los habitantes de sus colonias, y en Sudáfrica no se levantó la prohibición de estos matrimonios mixtos hasta 1985. 

El ministro de cultura de España no se permitiría afirmaciones tan gratuitas como las que lanza en su ignorancia, si hubiera leído al menos una página de las Leyes de Indias. Ya que los españoles actuales no podemos evitar nuestras propias contradicciones, sigamos al menos le senda de nuestros grandes juristas, creadores de los derechos humanos, la senda de Salamanca y también de Valladolid y Burgos, ciudades que son la cuna de los derechos humanos.