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Ilusionados por la política

Por Félix de la Fuente

Un amigo de Putin dirigiendo la UE


Lamentablemente, la separación de poderes no es lo más característico de la UE, pues una de sus instituciones, el Consejo, es al mismo tiempo poder ejecutivo y poder colegislativo junto con el Parlamento Europeo. Pues esta misma institución, que unas veces se llama Consejo de la UE (todos los ministros de los Estados miembros) y otras veces Consejo Europeo (jefes de Gobierno de los Estados miembros, menos el de Francia, que es el jefe de Estado), tiene un presidente del Consejo Europeo, cargo que lo ejerce una persona normalmente durante 5 años, y una presidencia rotatoria del Consejo, que la ostenta uno de los Estados miembros, en este momento Hungría. Con todo esto, no es fácil entender cómo funciona la UE.

Aunque en los tratados están claramente definidas las competencias de estas instituciones, sin embargo, se requiere un mínimo de colaboración entre el Consejo y el Consejo Europeo. Pero, si esta colaboración no se da y si se traspasan los límites de las propias competencias ¿qué se puede hacer? Este es el caso actual. No sólo hay una contradicción entre la idea confederal que tiene de la UE Viktor Orbán, el jefe de gobierno de Hungría, y la Europa federal que con más fervor deberían defender las otras instituciones de la UE y que es el objetivo final de la Unión. También en el terreno de la práctica hay contradicciones entre el Consejo de la Unión y el Consejo Europeo y una de ellas es la defensa de Ucrania. Y ahí tenemos a Orbán metiéndose en un terreno que no es el suyo y dando la mano a Putin y a Xi Jinping, mientras uno está bombardeando a la población civil de Ucrania y el otro está apoyando este bombardeo.

Que esto podía ocurrir lo veía incluso un ciego. Y, si Europa no cambia, puede llegar el día en que la presidencia del Consejo esté en manos de los lepenistas de Francia. Francia y Alemania se llevan ahora las manos a la cabeza y querrían retirarle a Viktor Orbán y a Hungría la presencia del Consejo de la Unión Europea, pero... ¡demasiado tarde! 

¡Qué fácil resulta marcharse de la Unión y qué difícil es echar de la Unión a un político o un país antieuropeísta! Un 51% de los votos fue suficiente para que unos políticos antieuropeos echaran de la Unión a millones de británicos contra la voluntad de estos. Y las instituciones europeas no defendieron a todos estos millones que querían seguir siendo ciudadanos de la Unión. No se puede permitir que un político que quiere destruir a la UE actual siga al frente de la Unión. ¿Qué más se necesita en este caso para echarlos fuera?