¿Vale un remate al palo en el minuto 96 para justificar la derrota del Real Valladolid ante el Valencia? La respuesta es clara y es no, rotundamente no. El Pucela volvió ante el Valencia a viejos vicios que había parecido haber dejado atrás en los últimos partidos (sin contar el Barcelona), parecía antes del que encuentro que el equipo había recueparado la solidad en defensa y a eso se sumaban nuevas armas en ataque que permitían mayor vistosidad, pero todo eso no se vio ante los de Javi Gracia, que sin hacer demasiado probaron suerte con un disparo lejano de Carlos Soler que Masip no pudo detener... unos dirán que fue un golazo, pero para el que escribe estas líneas no es más un grosero error que empaña totalmente dos grandes intervenciones durante el primer tiempo.
A pesar de ser un rival directo por la permanencia a la que tenías la ocasión de hundir en la tabla, el Pucela no se mostró ambicioso y no salió con el hambre que se presuponía para la importancia del choque; mientras el Valencia planteó un gran partido atacando por la banda derecha donde Luis Pérez tuvo muchos problemas para tapar el agujero que tenía.
Comentaba tras el encuentro esto el periodista Albert Ortega y muy acertadas me parecen sus palabras: "El Real Valladolid de Sergio González especula y especula hasta que es demasiado tarde. Es como si firmara el empate en cada partido y, en ese objetivo de riesgos mínimos, espera a ver si alguien engancha un gol de la nada".
En resumen es la tan manida metáfora de que si tu estudias para un examen para sacar un cinco, puede sonar la campana y conseguirlo, sin embargo si estudias para un diez y te preparas para tal es más sencillo sacar mucha más nota. Al final la mediocridad marca todo y Sergio González parece muy feliz con esa mediocridad que muestra su equipo en el terreno de juego cuando lo que se espera es que este evolucione paulatinamente a un juego algo más vistoso, jugadores hay de sobra para ello.
Llegados a este punto ya no sé si la solución es seguir a muerte con este entrenador o plantearse ya dar un cambio y traer a otro que pueda amoldarse mejor a los jugadores con los que actualmente cuenta el conjunto blanquivioleta, pero lo que no se puede tolerar ya es la falta de ambición, amen todavía jugando en casa, cuyos números darían casi para hacer una entrada nueva.