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Cuenta cuentos en familia


He disfrutado viendo cómo los niños están ávidos por aprehender todo lo que se les ofrece si tiene calidad y denota esfuerzo por aquellos que lo realizan. Estas actividades lúdico-educativas vividas en familia contribuyen sobremanera a crear en nuestros hijos un deseo por conocer cosas nuevas. “Papá, ¿dónde me llevas hoy?”, me pregunta mi hija a la salida del colegio. Nuestras ciudades ofrecen multitud de oportunidades para realizar los “deberes del hogar”. Sí, los padres también tenemos deberes: visitar museos con nuestros hijos, acompañarles a hacer deporte, leerles cuentos, contemplar una nevada o una roja puesta de sol invernal… Todas estas actividades constituyen un bagaje de experiencias que ayudan a preparar las actitudes propias que luego los niños necesitarán implementar en el colegio.

 

Nuestras ciudades están soberanamente dotadas. Sus parques, sus  museos, sus bibliotecas, sus calles, su carril bici o sus instalaciones deportivas públicas, entre otras muchas, constituyen una amalgama de oportunidades a las que muchas veces no le sacamos todo su partido. Tonucci recomienda hacer una ciudad a la altura de los niños, así esa ciudad será una población viva, donde todos pueden desarrollarse y donde todos tienen acogida. Una ciudad con niños será una ciudad para el encuentro.

 

Ahora bien, una ciudad educadora o una ciudad de los niños sin familias, sin padres que jueguen, lean, aprendan o disfruten con sus hijos es una ciudad muerta. Por el contrario, unas calles llenas de niños jugando, entremezclándose con los abuelos que sentados en un banco les contemplan felices, conforman una ciudad viva y con futuro.

 

Es cierto, contamos con unas magníficas ciudades que albergan multitud de recursos… Pero, ¿tenemos la conciencia de que la mejor inversión que podemos hacer es en las personas más que en los medios? ¿Los políticos son conscientes de la necesidad imperiosa de rejuvenecer nuestras ciudades y de impulsar políticas de familia, de matrimonio y de natalidad? ¿La administración pública se ha parado a analizar los últimos datos de INE con la proyección de la pirámide de población que alerta de un futuro sin niños?

 

El mejor cuentacuentos que podemos narrar a nuestros hijos es el testimonio de vida de un padre y una madre que se quieren, que se respetan y que se entregan en un esfuerzo continuo por dar vida, aliento y estímulo a sus hijos. Un matrimonio unido que supera las dificultades de la vida y que juntos caminan y se esfuerzan por generar estabilidad.

 

Las magníficas ciudades construidas en las últimas décadas no tienen futuro si no hay niños. Tal vez nos hemos quedado en los medios instrumentales, en la dotación de infraestructuras, pero en breve no tendremos para quien emplearlas. Un político cortoplacista solo mira a cuatro años, un político universal mira al futuro con esperanza. Necesitamos, al igual que políticos de larga trayectoria, jóvenes que rompan el modelo profesional proyectado por la cultura de la democracia española, jóvenes que se decidan a emprender una vía alternativa y que alimenten de esperanza el futuro social, humano y económico de nuestro país.