Vaya por delante que, fuera de su papel en la cúpula de Podemos, desconozco al dedillo el recorrido político de Jorge Lago al que aseguro todo mi respeto personal. Me repugna la caricaturización de brocha gorda, "el rico de Podemos", con la que el periodismo perezoso y falsario pretende fustigarlo. Valoro su tarea editora en Lengua de Trapo: considero esclarecedores algunos títulos de la colección Desórdenes y, con menor criterio por mi parte, aprecio el esfuerzo de la Nueva Biblioteca para hacernos llegar la narrativa contemporánea.
Pero digo, sin ambages, que recelo de su aquiescencia a quedar embutido en la lista de Salamanca: no alcanzo a comprender por qué se ignoran las críticas y rechazos que se suscitaron en el verano pasado y no entiendo la reiteración caprichosa de Pablo Iglesias de que se satisfaga su designio. Ahora bien, la almendra del asunto no está en el nombre, sino en el significado de este nombramiento. Como ya he comentado aquí, creo que es el resultado de la torpeza de unos ineptos.
Yo lo he vivido como un episodio entresacado de "La conjura de los necios". En esa novela se narran los sucesos exagerados, ilógicos, descacharrantes y lúcidos de un grandioso personaje literario, Ignatius J. Reilly. A través de su caótico peregrinar, y con el apoyo de su amiga Myrna Minkoff, fundará el Partido del Derecho Divino, buscará evitar ser encasillado en un trabajo decente y perseguirá librarse de la conjura de los necios que le asedian: los policías, su madre, sus reaccionarios discípulos y demás barahúnda de personajes que pueblan la novela. En el transcurso de sus andanzas, al igual que nuestro hidalgo con su lanza, va desnudando una sociedad desquiciada y unos poderes trastornados. Ya señalé días atrás, que el comunicado -¿explicativo?- parecía redactado por alguno de los desorbitados personajes del libro.
La designación de Jorge Lago puede que no sea el resultado del quehacer de un Partido del Derecho Divino, pero desde luego, enraíza con las prácticas y estrategias de la izquierda más antigua y burocrática: ninguneo a las bases, ocultismo oportunista y lenguaje justificativo cartón piedra. No salen mejor paradas las direcciones locales de la constelación Unidos Podemos: para empezar, los responsables del gremio al que estoy adscrito lo resuelven con un tuit en el que viene a decirse "a nosotros no nos miren"; la nota de prensa de la cofradía de los cuñados parece sacada de un discurso de general americano ante soldados abatidos en Vietnam: es desde luego sorprendente que nos sermoneen con que sea Salamanca, no el personaje, quien deba reconocer el honor de su presencia; además, sin más ni más, se nos reconoce que con los que se ha contado son buenos pero no tienen parangón con el que vendrá... por señalar un par de perlas; mientras que los ecoparientes, hasta donde yo he llegado a conocer, parecen partidarios de que "en boca cerrada no entran moscas”.
Me parece intolerable que a la altura de cuando escribo estas líneas, mediodía del viernes, no haya habido una rueda de prensa explicativa de lo ocurrido: la cobardía de esas direcciones lava la cara a los plasmas de Rajoy. Y entretanto he tenido que escuchar en la radio a una portavoz (lamento la inconcreción personal, era jueves en SerSalmanca y yo medio dormido) decir que Lago ganó las primarias y luego eligió provincia. Tal cual y tan ancha. Como dice mi amiga Reyes ¿pero, se trataba de primarias o de oposiciones? Todo rezuma desprecio democrático, indiferencia hacia la ciudadanía e ignorancia de que los espacios y las gentes estamos hechas de tiempo, historias, luchas y memorias. Proclamaba Ignatius que “cuando Fortuna hace girar su rueda hacia abajo, vete al cine y disfruta más de la vida.” En esta coyuntura, perdón amigo, no pienso seguir tu consejo.
Durante treinta y siete años y medio he sido profesor de Enseñanza Secundaria. Durante más de treinta años he explicado Historia de España, seguramente a cerca de 2.000 estudiantes. Como todos podrán imaginar, cada año en cada tema solían plantearse preguntas repetidas. Al igual que la chica de la curva de las leyendas de canguelo adolescente, hubo dos que no fallaron ningún curso: “¿Profe qué es esto del encasillado?” y “¿Puedes explicarme qué es un diputado cunero?”. Tras la explicación, la sorpresa de todos y el rechazo de muchos por el uso de esas prácticas antidemocráticas.
No pienso irme al cine el 26-J. A día de hoy (y abierto a lo que la campaña pueda desvelarme) depositaré mi voto con un añadido: Ni así, ni en mi nombre. Por respeto a mi trayectoria política y por compromiso con los estudiantes con quienes compartí mis conocimientos históricos.